Te sorprendí a través del cristal de la bañera
cuando una puerta abierta me invitó a mirar la escena
de tu piel que entre las nubes de vapor se humedece y se despierta.
El agua cae constante, te recorre y busca el suelo
recuerdo que en la tarde era yo quien medía tu cuerpo
con la constancia de quien descubre eso que anda buscando
y aún así se da su tiempo.
Y te miro a través del cristal de la bañera
recoges el jabón y me concentro en tus caderas
lo pasas por tu piel tan dulcemente que le envidio su carrera.
Tus gestos no se ven ni se ve el color de tus ojos
disueltos con vapor tus labios no llevan su tono usual de rojo
y el tono de tu piel siempre contra el de la pared
resulta en curva, contornos, jabón y espuma
el remedio para mi sed, digo bien para mi sed.
Te estoy mirando a través del cristal de la bañera
lo miro casi todo y todo lo que veo me ciega
no te he llamado y tú en tu intimidad no te das cuenta
pensaba visitarte y tú tan bella e indispuesta
que me decidí a marcharme pero no a cerrar la puerta
para verte cuando escribo y no sea que desaparezca.
Cada vez que creo haber oído ya todo lo bueno de Delgadillo me sorprende con algo sacado del baúl.
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