viernes, 31 de julio de 2009

Vámonos

Toma tus cosas y vámonos ya, si no corremos nos van a dejar. Ponte tu casco y tu traje espacial, la carretera no puede esperar. ¿Dónde vamos? Las nubes viajan detrás del cristal y las montañas se vienen y van. Yo te regalo esta flor que encontré en tu cabello... que bien, mírate. ¿Dónde vamos? ¿Dónde estamos? Y nuestra casa se quedó allá atrás. Allá adelante qué iré a encontrar. Por mientras canto Tu TuruTu TururuTururururu,Tu TuruTu TururuTururururu

lunes, 13 de julio de 2009

De la felicidad tranquila

Como ver todo lo que ha crecido el tabachín frente a mi casa, junto con las enredaderas. No paso horas contemplándolo, ni medito pensamientos profundos bajo su sombra. Está ahí cuando llego sucio, con mis botas y pantalones llenos de fango, cuando salgo cada siete treinta de la tarde. Es parte de la familia y como tal, convivimos con la más entera cotidianidad. De vez en cuando la Jefa Rex lo riega o Silver Top le quita las ramitas que se caen, para que siga creciendo alto y orgulloso... bonito. Como viajar a esos pequeños lugares donde mi curiosidad turística no voltea jamás. Aprender a conocer las aves, palabras que nunca imaginé (tildillo, avetoro, palmoteador, garcita tulera, garzón cenizo, garza nivea, garza garrapatera, monjita...), ver a tres o cuatro especies distintas de ellas en una sola ojeada, simplemente picoteando el fondo del pantano y reflexionar sobre la sociedad y sus "lástima que...". Cambiar de panorama y pasar de renuencia a la resignación y por fin al agrado. Personas, rostros, habilidades en las manos que me acompañan. Lecciones en cada par de frases disparadas de aquí y de allá. Nuevas actitudes y enfoques. De todo se aprende y a todo se acostumbra. Mirar tanto tanto... luces tan ignoradas por mis ojos. Aprender de mi aprendiendo de los demás. Como dejarme consentir por la Jefa Rex en esas madrugadas cuando se levanta antes de que me valla para darme comida, un beso y un abrazo apretado con los mejores deseos para el día que justo ha comenzado a transcurrir. O en esas siete treinta de la tarde en que me deja ir a prisa manejando su carro, mientras con complicidad y chiqueo me lava la ropa y hasta las botas. Siempre dando más de si... para mi. Como hacer los cambios que quiero hacer y estar satisfecho de la persona que cargo para todos lados. Como haberme hecho el firme y sincero compromiso de conectar mis acciones con mis pensamientos y darme cuenta de que no son enchiladas pero en eso estoy. Así de mucho... así de rico... así de tranquilo... así estoy viviendo hoy esto que me pasa. Ese tipo de felicidades tranquilas me colman hoy el pecho.