Los pensamientos me atacan en la noche y la misma noche los drena, los sensura para que el día no los conozca. De ser un deseo que acelera el pulso llega a ser solo una idea vaga levitando por algún lugar dentro de mi cabeza.
Al fin y al cabo sí estoy aprendiendo de la soledad. No espero nada de nadie y llega el momento que resuena un grito dentro de mis oídos que advierte "No quiero nada de nadie!", tal vez señal de lo contrario.
Por lo pronto, estoy en paz...
3 comentarios:
Yeahh!!!
Yeahh!!!
shale, esas cosas ke decirmos aunke por dentro creemos otra cosa...es chistoso
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