miércoles, 28 de junio de 2006

Lavándome los dientes

-“Te miro… te miro y no sé si reírme de ti o cerrar los ojos para soportar el asco. ¿Qué tienes en la cabeza? Esas idioteces no te llevarán a ningún lado o mínimo a ningún lugar que no conozcamos”-. -“Estas discusiones no me gustan… yo sólo me quedo callado siempre. Creo que eres muy duro”-. -“Pero no soy duro sólo por el gusto de serlo. Recuerda que siempre te estoy viendo, escucho cada sonido que sale de tu boca. No soy duro sólo por serlo, no. Soy duro porque nunca haz llegado a ser lo que podrías ser. Siempre tan tonto, siempre tan lento, siempre ta-ta-tartamudeando como niñito tonto que no sabe dirigirse con los adultos. Siempre sin saber qué hacer o qué decir”-. -“Sabes que no llegaré jamás a la imagen que quieres ver. No soy otro… soy yo”-. -“Por eso… eres un pendejo [mueca que podría significar una risa burlona]”-. -“Naaa… vete al diablo, (…) [sincero desinterés por discutir]”-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

suelen ser muy duros verdad?