martes, 13 de abril de 2010

Ahora resulta que yo no soy quien creo que soy

No hay plazo que no se cumpla ni mentira que quede oculta; y así como era esperado, venció el plazo que nos dio el Renaut para registrar nuestro celular. Como yo soy buena ciudadana, cumplida y cumplidora, el domingo de ramos, aprovechando la entrada a las vacaciones y de dinero, en cuanto desperté me di a la tarea de mandar el mensaje con mis generales.
Escribí para tal efecto la palabra “alta” seguida por punto para continuar con el nombre completo que tuvo a bien, ahora lo entiendo, ponerme mi madre para que lo arrastrara por todos los días de mi vida, escribí los apellidos y, por supuesto, siguiendo con lo solicitado declaré el día y mes del año aquel que lloré a la vida una mañana de miércoles, en punto de las 7 de la mañana, en la casa número 20 de la calle Rosales, en Carbó, Sonora, poquito después de que por orden de no sé quién y para no sé qué cosa, un señor, que quién sabe quien fue, decidió que el pueblo de treneros consumados no fuera más estación. Y así, por decreto de las autoridades, para beneplácito de los lugareños del vecino poblado de Benjamin Hill y desolación de los carboneños, la estación del tren con todo lo que esto implicaba, la base de la economía, se fue.
Pues así de ese pelo y en medio de la “nueva vida” llegué yo a ella. Cuenta mi madre y lo afirman mis hermanas que saben la hora exacta del alumbramiento porque en cuanto se escuchó el pitido del tren dando vuelta por la curva del arroyón, esta que les cuenta, anunció su llegada con tremendo berrido de soprano media, incomprendida.
Cuentan también que para cuando la máquina se detuvo en la estación para que los pasajeros que la esperaban subieran, yo, en mi calidad de recién nacida, ya estaba envuelta como tamal oaxaqueño al lado de mi madre, quien como gata lamía la carita de su niña preparándola para las visitas. Todo eso y más resumí en los datos solicitados al registrar el celular.
No tuve que esperar mucho la respuesta; por la misma vía y con prontitud la notificación me hacía saber que algo andaba mal. O no era hija de la Chata Segura, o no nací donde dije o, mejor aún, me han mentido con el mes de mi llegada. Yo, según el Renaut, no llegué con la primavera ni nada de lo que hasta hoy sé y presumo de mis orígenes verdaderos. Al darme cuenta de tal desacuerdo entre el departamento ese y yo, me limité a volver a escribir los datos de acuerdo a lo que dice el acta de nacimiento, mismos datos, mismos padres y, lo que es peor, misma edad.
Mismo recado de parte de ellos: usted no es usted, vuelva a intentarlo; escriba nombre completo, apellidos de padre y madre -si tiene y si no, de todas maneras-, día, mes, año y lugar de nacimiento. Va de nuez, cuarto intento, cuarta negación. Ante eso, les juro que ahora sí lograron sembrarme la duda. ¿Que tal si yo no era yo?; que tal si como decían mis hermanas cuando se enojaban conmigo, a mi me encontraron en una caja de cartón en el arroyo rodeada de moscas, quienes por ser tantas y tan cariñosas, imprimieron su sello en la cara de esa niña, por eso esas manchitas color café que hasta la fecha luzco con gallardía, como trofeo de mi belleza. Y ¿qué tal si soy hija de las moscas del arroyo? o, a lo mejor, no naci en abril y menos el 25; o a lo mejor nací el 68 en el momento histórico, cuando Enriqueta Basilio llegó corriendo para prender la flama olímpica; a lo mejor -en lugar de la cigüeña- a mi me trajo el comando del Guante blanco ese mismo año y me dejaron en el pueblo cuando salieron huyendo de Tlatelolco, o la liga 23 de septiembre por esas fechas, pero estoy tan segura como mi apellido que los datos de mi CURP son correctos. ¿O no soy hija de mi amá y menos de mi apá, mis hermanas no son eso y entonces mi hijo de quien sería hijo? ¡Epale!
Ahora recuerdo que en una ocasión, un primo que se molestó conmigo dijo -casi como un susurro, para que yo no me diera cuenta- que yo era hija de la… sólo que por eso sea, porque de chiquita me regalaron a esta familia. Pero miren, como diría Baz baz, el que los del Renaut no me crean los datos no me hace inocente y si me suspenden la línea no me hace culpable.
Pero insisto, como soy cumplida y cumplidora, después de varios intentos fallidos -vía celular e internet- y como de todas maneras tenía que salir a hacer pagos, llegué a las oficinas de la compañía telefónica, con tan buena suerte que la chica que da las fichas al enterarse del trámite que iba a realizar se puso a mis órdenes para intentarlo. A lo mejor usted lo esta haciendo de maneara incorrecta, me dijo amablemente, aunque por la sonrisita que dejó ver, supuse que estaba pensando “vieja burra”; y tal cual lo hiciera yo horas antes, escribió los datos al revés y al derecho con el mismo resultado negativo. Su CURP está mal, me dijo. Ah caray, dije, si siempre he andado por el mundo con esa cosa en la cartera. Pero no se preocupe, dijo la eficiente empleada, para que no tenga problemas y no se quede sin línea, deme los datos de otra persona para registrarlo a su nombre; solté los datos solicitados y salí muy contenta con mi línea, que no es mía, sino de mi hermana, registrada para que la use yo que tampoco soy yo, y ni el Renaut me podrá decir quién soy.
Así pues, prófuga, indocumentada, irreconocida y desnaturalizada… pero con celular, ¡Qué tal!
FUENTE
http://www.termometroenlinea.com

1 comentario:

Unknown dijo...

Bobby eres un HERMOSISISIMO ser humano, te quiero y amo tanto. Y a tu hermana tambien. Los extranio mucho. Ojala que estes viviendo muy feliz y que es gran ciudad te permita alcanzar parte de tus metas. Que valga la pena el sacrificio de los que dejas en este pueblito polvoriento y tembloroso. :D Saludos a tu musa y besos para los dos. Mandame tu direccion de nuevo por email, porfa te voy a escribir cartas.... que tal!?