lunes, 22 de marzo de 2010

25

Estoy hecho de retazos encontrados aquí y allá. Mis ojos tienen parches de colores café oscuro, café claro y verde. Tengo bastantes detalles que me hacen ser yo.
¡Feliz aniversario! Veinticinco años. En menos de ocho horas se cumplirán veinticinco años desde el día en que salió una masa llena de vida de entre los pliegues del cuerpo de la Jefa Rex. No me consta pero imagino la escena clásica del bodoque chillón, morado con la cabeza deformada, el cuerpo hinchado y la piel roja... con granitos blancos y pellejitos desprendiéndose. Un alumbramiento más en ese hospital. En Mexicali, B. C. En este país, México. Nada especial. Nada diferente a lo que todos los días pasa a todas horas. El Jefe Jalo por ahí, dando vueltas, pensando... pensando... pensando. La Dra. Real, que entonces era una niñita de 2 años, esperándome sin saber qué esperar en realidad. Con una idea de lo que está pasando basada en las caras que vio a sus padres cuando hablaban del tema.
Risas, sonrisas, muecas, caras serias y poco a poco aprendiendo que empujar montañas tiene algo de sentido si así lo deseas.
Vivo en una aparentemente interminable persecución huyendo del ayer y en una búsqueda ansiosa del mañana. Extrañando el ayer, pensando tanto tanto en él... buscándolo mientras le huyo... y quién te entiende. ¿Qué estoy haciendo?
¿Qué hago aquí? Yo no lo sé... debería estar en otro lado. Puede ser que te busque aunque muy probablemente no sé lo que hago otra vez. Poco a poco se me olvida lo que poco yo ya prometí. Déjame decirte algo y tal vez un poco más. Dame un beso y dame dos y después vemos cómo acomodamos todas estas cosas... qué mas. Poco a poco dame lo que tu me quieras regalar. Dime si tu escuchas la misma melodía que oigo yo. Será que es el principio de algo que ya terminó. Deja todo así en silencio. Deja que los pensamientos...
No sé tú... aunque sea... no sé tú... sólo hoy... aunque sea sólo hoy.