-Me da unos Delicados con filtro, por favor.
Sólo quince pesos para quitarme esta ansiedad y menos de quince pasos para sentir esta otra al verte, parada ahí, recargada aun en aquel muro, como intentando que te escuche los pensdamientos tu luna querida. Unos ligeros golpecitos en mis bolsillos buscando mi encendedor... ¡maldita sea! No lo traigo. ¿Qué me asusta más? ¿Continuar sin fumar hasta llegar a mi casa o hablarte para pedirte fuego?
Cambio ligeramente el ángulo de mi dirección hacia donde tú estás, me acerco y ya me notaste. Me miras como extrañada pero sin gran sorpresa. Te veo a través del humo que escupes después de una gran inhalada. Te pido fuego y tú me acercas sin decir media palabra el cigarro encendido a medio fumar. Hago lo propio y te pregunto tu nombre. -Isajav- me dices. Te digo el mío, Alejandro. No prestas mucha atención. Como que quieres seguir con tu conversación lunar y yo lo noto. No quise tener el atrevimiento de interrumpirlas. Hasta pronto Isajav... ya eres mi mejor motivo para no dejar el hábito de fumar.