viernes, 19 de enero de 2007

Fantasía no-sexual

Eran las diez de la noche y sentí la maldita ansiedad por otro cigarro. Ver la cajetilla hecha bola con el puño de mi mano tirada junto al bote de basura de la cocina me irritaba más el ansia y desidí mandar al diablo mi fuerza de voluntad, demotrando, así, su total ausencia. Caminando a la esquina sentí el temblor en mis manos. Necesito ese cigarro. Qué sorpresa verte a mitad de la cuadra... parada ahí, recargada en aquel muro, como distraída con la luna. Fumando, suspirando, perdida en tus pensamientos. No sé si desaparecieron los temblores de mis manos pero me distrajo el retumbar de mi pecho. ¿Llamarte? ¿Qué podría decirte? Y paso de largo aquella escena intentando enfocarme en la ansiedad por el cigarrillo y los temblores de mis manos. Unos pasos más... unos cuantos metros y ya estoy frente al mostrador del abarrotes.
-Me da unos Delicados con filtro, por favor.
Sólo quince pesos para quitarme esta ansiedad y menos de quince pasos para sentir esta otra al verte, parada ahí, recargada aun en aquel muro, como intentando que te escuche los pensdamientos tu luna querida. Unos ligeros golpecitos en mis bolsillos buscando mi encendedor... ¡maldita sea! No lo traigo. ¿Qué me asusta más? ¿Continuar sin fumar hasta llegar a mi casa o hablarte para pedirte fuego?
Cambio ligeramente el ángulo de mi dirección hacia donde tú estás, me acerco y ya me notaste. Me miras como extra­ñada pero sin gran sorpresa. Te veo a través del humo que escupes después de una gran inhalada. Te pido fuego y tú me acercas sin decir media palabra el cigarro encendido a medio fumar. Hago lo propio y te pregunto tu nombre. -Isajav- me dices. Te digo el mío, Alejandro. No prestas mucha atención. Como que quieres seguir con tu conversación lunar y yo lo noto. No quise tener el atrevimiento de interrumpirlas. Hasta pronto Isajav... ya eres mi mejor motivo para no dejar el hábito de fumar.